Familia Isasi Ruiz (Respaldiza-Aiara). Acogen un niño y una niña desde 2014.

“Necesitan mucho que se les quiera”

Somos cinco miembros en la unidad familiar, Aratz y Nerea, nuestra hija Ederne de 10 años y nuestros niños en acogida Arsen y Alesia de 10 y 11 años.

La manera de acoger fue un poco espontanea, conocimos a una niña que venía con una familia, entonces fue cuando conocimos este tipo de acogida y las necesidades que tienen estos niños, sobre todo la falta de cariño, necesitan mucho que les quieran. Entonces nos pusimos en contacto con Bikarte y en el verano del 2014 llego Arsen. En el 2015 viajamos a Bielorrusia, queríamos conocer donde vivía Arsen, y allí conocimos a Alesia que empezó a venir a nuestra casa en diciembre de 2015.

En este experiencia hay momentos para todo;
es un camino que los cinco miembros
de la familia vamos haciendo juntos.

En la acogida hay momentos para todo, hay que tener en cuenta que son niños que sufren muchas carencias, maltrato en algunos casos, unos se adaptan mejor que otros. Alesia y Arsen viene de la misma casa de acogida en Bielorrusia y son totalmente diferentes: Los dos son muy muy cariñosos, pero Arsen tiene muchísimo dolor dentro y es muy impulsivo, Alesia en cambio es muy responsable, valora muchísimo todo, es una dulzura.

Han tenido muchos celos como es normal, primero Ederne y Arsen y luego Arsen de Alesia, pero en ese aspecto yo creo que ya están más tranquilos.
Son etapas, Ederne al principio lo pasaba muy mal cuando se iban, poco a poco se ha ido haciendo y lo lleva bien, le encanta ir a recogerles al aeropuerto, pero nunca va a despedirse.

Respecto al entorno social, nosotros lo hemos tenido muy fácil, porque siempre hemos tenido total apoyo tanto de la familia, como amigos, les tratan como si fueran nuestros hijos biológicos y que decir, ellos encantados.

Creo que la acogida no es algo que tengamos que pensar tanto, sino nunca lo haríamos, no podemos pensar en lo que vamos a sufrir cuando se vayan, por supuesto que es durísimo cuando tienen que volver a su país y ellos no quieren, nosotros también pensábamos en eso antes de acoger, y creo que hay muchas más cosas que compensan la acogida, hay que pensar que va a volver pronto, y va a tener una ilusión, que va a volver, va a conocer lo que es una familia que le quiera y que se preocupe por él. Va a ganar mucho en salud, va a disfrutar y nosotros también vamos a disfrutar viendo lo feliz que es.

En Rusia y Bielorrusia quedan muchos niños y niñas
que necesitan que se les quiera;
la acogida temporal es una forma de dar ese amor.

Por todo eso, ánimo a que se acoja, hay muchos niños que lo necesitan, va a ver momentos tristes y felices, pero seguro que va a compensar la cara de felicidad que ponen con poco, como te van a querer y dejan que les quieras.